SE HA CERRADO, DE NUEVO, LA PUERTA...


Se ha cerrado, de nuevo, la puerta
y la noche ha llegado hasta el campo,
los tranvías no piden limosna
y los ciegos se acuestan temprano.

Retahila de luz y colores,
contoneo de paz en los campos,
las farolas se encienden, sin prisa,
y los robles se quedan llorando.

Una pipa se queda sin humo,
un cigarro, también, sin tabaco,
¡pobre diablo de joven que espera,
una prosa que llegue a sus labios!

Porque suenan las tristes campanas
anunciando, en la iglesia, el rosario,
y se ve a las viejitas del pueblo
como van, con su paso, hacia el patio.

En la plaza gotea la fuente
mitigando la sed del asfalto,
aunque sea en pequeña medida
y el espacio de un metro cuadrado.

Un anciano, camina, y se acerca,
sin dudar, a sentarse en un banco,
soñará con la infancia lejana
y el preludio de un lindo verano.

Hay ventanas de casas abiertas
y balcones que dan a los patios,
muchas flores rebasan los tiestos
mientras canta, en la jaula, el canario.

Unos ojos contemplan los cielos
y otros ojos admiran los prados,
y al final siempre son las estrellas
las que al hombre le ofrecen su abrazo.

"...Se ha cerrado, de nuevo, la puerta
y unos versos se quedan pensando,
fantasía de amor y un poema
que deseo entregar en tus manos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/03/17

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