¿CUÁNTAS VECES, DESDE EL ÁRBOL...?


¿Cuántas veces, desde el árbol
ha cantado un ruiseñor?
¿Cuántos sueños has tenido
y quedaron bajo el sol?

No respondas, no hay derecho
a que pierdas la razón,
en un tiempo y en la suma
marchitados con dolor.

Es posible cautivarse
vivamente de una voz,
de una cara y unos labios
que has besado con ardor.

Es posible estremecerse
ante un cuerpo y su canción,
de unos ojos que te miran
y te ofrecen su candor.

Es posible que no sepas
donde queda tu razón,
y que tiembles como un niño
cuando oculta su valor.

Sin embargo tus suspiros
son bebida y seducción,
una llama de tu pecho
y el tic-tac de su reloj.

Los latidos son constantes
y aceleran su rumor,
un galope y un crescendo
de ese viejo corazón.

Ha llegado la resaca,
el salitre y el candor,
ha venido la alegría
de unos ojos y su amor.

¿Cuántas veces en el árbol
una alondra se posó?
¿cuántas veces has amado
y sentido esta pasión?

Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/12

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