UNA FLOR NACIÓ EN EL ALMA...


Una flor nació en el alma
y allí mismo se quedó,
una flor con sus raíces,
y mil pétalos de amor.

Una mano primorosa
fue la causa de esa flor,
pues con mimo y con cariño
día a día la regó.

Y llegó la primavera
con la lluvia y con el sol,
y la flor tan diligente
con sus pétalos creció.

Una estrella desde el cielo
vigilaba con pasión,
a la flor tan primorosa
del jardín del creador.

Flor hermosa, flor eterna,
¿dónde está quien te sembró?,
¿dónde esconde su figura
ese niño encantador?

Por si acaso tú lo ignoras,
ese niño, con su voz,
es la chispa de la vida
y es la fuente del amor.

Es el cáliz con el néctar,
es la aguja del reloj,
es la dulce fantasía
en el cuadro del pintor.

Es el alma enamorada
que ha cumplido su misión,
y el ladrón de corazones
que palpitan con ardor.

...Y a la flor, con sus colores,
en el alma la vió Dios,
sonriente, desde el cielo,
y con besos la cubrió.

Flor eterna y delicada
no nos dejes sin tu olor,
y los pétalos de seda
no me digan nunca adiós.

Yo te miro y te contemplo
y te sigo con fervor,
mientras pasan las semanas
y tú estiras tu blasón.

Una lágrima furtiva
desde el cielo te cayó,
una gota de unos ojos
de aquel niño soñador.

"...Una flor nació en el alma
y en el alma se durmió,
arrullada con canciones
y con pétalos y arroz..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/11/12

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