¿POR QUÉ...?


¿Por qué invocas y preguntas por mi nombre
cuando sabes la respuesta del silencio?
¿Es acaso que precisas compañía
en las tardes tan borrosas del invierno?

No contestes, sin embargo, a mis palabras
no quisiera mancillar a tu secreto,
ni tampoco interrumpir a tus suspiros
que te salen y que afloran de tu pecho.

¿Es acaso, consecuencia de la vida
caminar por los marjales sin senderos
y seguir más adelante todavía,
más allá de las arenas del desierto?

Es posible que así sea y yo lo ignore,
y que sigan su aventura por los cielos,
las vibrantes golondrinas juveniles
que ahora emprenden su regreso, sin saberlo.

Mientras tanto aquí me quedo, en esta tierra,
junto al mar verdeazulado y este puerto,
donde miro y me recreo en las gaviotas
y también en las traineras y veleros.

Hay aquí la poesía suficiente,
el adagio de ese cuadro tan perfecto,
que no alcanzo con mis letras a escribirlo
ni la pluma a relatarlo con mis dedos.

Muchos hombres pujarían por la suerte
de obtener el colorido de estos versos,
los que dejan las esquirlas de la vida,
aquí al lado, en un rincón del universo.

Más prometo ser preciso en esta hora
y escribir con el semblante, tan sincero,
del poeta que se sabe traicionado
y que espera del Amor tan solo un beso.

"...¿Por qué invocas y preguntas por mi nombre,
mariposa singular de mis deseos,
si ya sabes que invertimos los caminos
y cambiamos nuestros besos por los versos?..."

Rafael Sánchez Ortega ©
26/01/14

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