YA QUE SUBE LA MAREA...


Ya que sube la marea
y se duermen los bateles,
soñador y peregrino,
dame todo lo que tienes.

Dame lirios y violetas
y el frescor de los cipreses,
y también las amapolas
rescatadas de la nieve.

Dame aquello que conservas
encerrado tras tus sienes,
y la risa y fantasía
de tus labios siempre alegres.

Dame un beso de platino
y que sea transparente,
de tus labios a mis labios
con un broche de claveles.

Y si tienes un momento,
sacia el sueño de mi frente,
con tus dedos que me rocen
y me dejen sus laureles.

Yo quisiera perseguirte
y también entretenerte,
amarrarte sin cadenas
a mi seno dulcemente.

Miraría bien los ojos
de ese mar que llevan siempre,
tus pupilas seductoras
con el manto azul y verde.

Tomaría tus cabellos
con la brisa del nordeste,
y olería tu perfume
con esencia de los muelles.

Un salitre se destila
de tu cuerpo tan ardiente,
un volcán nace en la sangre
y es tu lava quien lo enciende.

"Un poquito de agua fresca"
-pide el ciego de la fuente-
y un vasito de lujuria
con un beso allí te ofrece.

"...Ya que sube la marea
las pasiones se mantienen,
y yo ansío la figura
que desnudo cuando viene..."

Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/14

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