EN UNA SILLA ROTA...


En una silla rota
quedaron los recuerdos,
la niebla cristalina
y el labio con mis besos.

También en esta huida
quedaron los enebros,
erguidos en sus matas
mirando hacia los cielos.

Las notas de discordia,
las lágrimas y miedos,
quedaron bien guardadas
y a salvo de los vientos.

La brisa y el salitre
llegando hasta los cuerpos,
sacando escalofríos
de pechos más bien neutros.

En una silla rota
quedaron muchos sueños,
las risas contenidas
y el roce de tus dedos.

Quedaron para siempre
suspiros y desvelos,
palabras con destino
y un nombre descubierto.

Aquellas viejas alas
que un día nos cubrieron,
los campos y caminos
plagados de senderos.

En ellos los susurros
hablaban, sin saberlo,
decían mil palabras
rompiendo los silencios.

"...En una silla rota
dejé cuanto yo quiero,
la rosa perfumada
y el llanto de mis versos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
03/07/14

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