LA VERDAD...


La verdad es que hace un buen día,
que el calor aprieta,
que los cuerpos precisan la sombra,
incluso que se ahogan los suspiros en el alma
y se busca esa fuente fresquita que sacie la sed
y deje un alivio en las frentes.

Me gustaría estar en un lugar parecido
y tenerte a mi lado,
acariciar tu pelo
y sentir tu piel bajo mis dedos.
Me gustaría mirarte a los ojos
y quitarte esas gafas,
soplar en tus pupilas
y arrancar una sonrisa en los labios tan serios
que veo.
Me gustaría besarte y sentir tu lengua
enredarse con la mía
y escuchar el latir acelerado de tu pecho
uniéndose al mío en una carrera desenfrenada
y llena de suspiros y palabras sin sentido.
Me gustaría susurrar tu nombre en mi oído
y decirte que te quiero y que te amo
y escuchar en el mío esas palabras,
que espero y deseo,
con tu voz apagada por la emoción y el deseo.
Me gustaría, sí...

Pero levanto la cara y miro por la ventana.
Busco el azul del cielo más allá
del campanario de la iglesia.
Veo las copas de los árboles
mecerse suavemente por la brisa y sonrío.
Me gustaría ser ese viento
y tenerte entre mis brazos y acunarte así,
como hace el aire con las ramas
y las hojas,
para que durmieras y descansaras
mientras yo robaba la sonrisa de tus labios
con mis besos.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/06/14 (Madrugada)

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