HUBO UNA VEZ UN NIÑÓ DISTRAÍDO...



Hubo una vez un niño distraído
que intentaba jugar con las estrellas,
y en sus sueños hablaba con los mares
y también con los peces y sirenas.

Le creían un loco sus mayores
pero él perseguía las leyendas,
que dejaron poetas singulares
a través de la tinta de sus letras.

Y nacieron así mil fantasías
en el alma del niño, y los poemas
consiguieron llevar hasta sus labios
las sonrisas perdidas en la arena.

Pero nada sabía de batallas
y tampoco de envidias y peleas,
por latidos pidiendo una caricia
y susurros perdiéndose en la niebla.

Le llegaban tan solo las migajas
de aquel pan, revenido y con avena,
que tomaba en los bancos de los parques
a pesar de sus lágrimas sinceras.

Él quería la paz de la campiña,
el perfume sesgado de las fresas,
la dorada pasión de los ocasos
y el perfil singular de las cerezas.

Pero algo en su alma le gritaba
y le ardía la sangre de sus venas,
una daga llegaba a su costado
y cortaba sus sueños con presteza.

Y quedaban sus juegos detenidos
y sus dedos perdían el cometa,
que volaba, en lo alto, hacia los cielos,
sin que él, tras sus pasos, le siguiera.

"...Hubo, una vez, un niño distraído
que intentaba jugar con las mareas,
sin saber que las olas y el salitre
lograrían quebrar su fortaleza..."

Rafael Sánchez Ortega ©
20/06/14

No hay comentarios: