FUE...


Fue a finales del otoño
en un día gris y frío,
tú bajabas de la iglesia
caminando despacito.

Quizás ibas meditando
y pensando en lo ocurrido,
aquel viaje a las estrellas
y a los cielos del amigo.

Fue un instante solamente
con recuerdos muy distintos,
te veías en sus brazos
recibiendo su cariño.

Y también te solazabas
con la imagen sobre el río,
contemplando sus escorzos
y los dulces remolinos.

Fue un otoño, lo recuerdas,
te produce escalofríos,
escuchando, temblorosos,
a Vivaldi en el vinilo.

Vuestros labios se juntaron
y exhalaron mil suspiros,
mil susurros y pasiones
en el pecho contenidos.

Fue su mano hasta tu mano,
a romperte el equilibrio,
y tus labios a sus dedos
en un verso consentido.

Y por eso lo recuerdas,
por ser alguien y distinto,
un poeta enamorado
que soñaba con ser niño.

"...Fue una tarde, como tantas,
él partió hacia su destino,
tú bajabas de la iglesia
y temblabas como un lirio..."

Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/15

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