AGONIZA LA TARDE...


Agoniza la tarde, en este día,
que ha trazado una niebla en el recuerdo,
fantasías ocultas e invernales
con su traje de azules y misterios.

Hoy la lluvia no quiso acompañarnos
y vagó con las nubes por el cielo,
contemplando las lágrimas nacientes
de unos ojos salados y morenos.

Y se fueron al mar aquellos llantos
a buscar el salitre con denuedo,
a mezclar ese agua cristalina
con el fondo sagrado del océano.

Es por eso que dejo en el olvido
a este día de marzo y del invierno,
cuando ya los jardines se apresuran
y nos dicen que vuelven los vencejos.

Ya se acerca una nueva primavera
y con ella suspiros sempiternos,
los llamados susurros de las almas
que los labios recitan en sus versos.

Algo tiene el futuro que yo digo
con su gracia sutil y su embeleso,
el encanto que mueve corazones
y los lleva a fundirse con los sueños.

Me pregunto si vivo en el presente
y si acaso vacilo con mis dedos,
cuando escribo estas letras malsonantes
que me atrapan al mundo de los cuerdos.

Pero sé que te siento, primavera,
como antaño, buscando en los senderos,
esa chispa de alegre colorido
que recorre mi cuerpo con sus besos.

"...Agoniza la tarde, en este día,
y la sombra se extiende en los alberos,
mientras tú corazón, enamorado,
ya desnudas mi noche, con tus dedos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
14/03/16

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