EN UN ATARDECER...


En un atardecer sueño contigo
y siento la caricia del verano,
las aguas de la costa no se mueven
y notan la caricia de tus rayos.

¡Ay sol que me abandonas en la tarde
dejándome tus pétalos dorados!,
no sabes la alegría que me ofreces,
ni sabes el alcance del regalo.

Hoy llego tembloroso hasta el cuaderno,
un tanto dolorido y angustiado,
fue el roce del ciprés, con su silueta,
y el largo escalofrío de su dardo.

Fue un soplo que ha venido hasta mi cuello
dejando su aguijón muy bien clavado,
el tiempo no perdona, buen amigo,
y añoro los momentos de hace años.

En un atardecer con pesadillas
cabalgan los jinetes del pasado,
aquellos que avisaban en la infancia
que el tiempo del reloj marcaba el cuarto.

Sonaron las campanas de la infancia,
volvieron los castillos encantados,
en medio de la niebla y de la fiebre
queriendo de ese modo acompañarnos.

No pude reprimir cierta sorpresa
en medio del dolor, y con el llanto,
busqué el abrazo fuerte de la brisa,
y el rayo de aquel sol enamorado.

Venías cada día hasta mi encuentro,
rompiendo la atonía y el letargo,
dejando el colorido entre las nubes
como algo sugerente y encantado.

Recuerdo aquel adiós, en una tarde,
brillaba azul el mar, y sin un barco,
marchabas para siempre de mi vida
llegando con tu beso hasta mis labios.

Recuerdo que marchaste sin preguntas
al cielo azul oscuro de los astros,
yo supe que dejabas las respuestas
ocultas en el pliegue de tu abrazo.

...Y ahora que me encuentro dolorido,
te llamo por tu nombre limpio y claro,
te pido que me ofrezcas tu sonrisa
pues hoy la necesito sin dudarlo.

"...Es un atardecer de primavera
y quiero la nostalgia de tus rayos,
mis ojos doloridos necesitan
la brisa y la caricia de su bálsamo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
28/03/13

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