CUANDO EL ALMA SE INUNDE DE SILENCIOS...



Cuando el alma se inunda de silencios
las estrellas detienen sus mensajes,
los relojes revisan sus sonidos
y destacan el verde de los mares.

Unas nubes adornan a los cielos
y hasta el cielo renueva sus ropajes,
los azules celestes son profundos
sin un velo de niebla que los tape.

He sentido la gracia del silencio,
esa paz que me llega sin ambages,
como restos de gotas suspendidas
que provienen del mar y sus embates.

Cuando el alma se inunda de silencios
los suspiros se escapan a la calle,
y recorren caminos sin destino,
para ir a ventanas y portales.

Allí aguardan que alguien les reciba,
les escuche y atienda sus verdades,
porque al fin, los suspiros son susurros,
que nos dejan las almas inmortales.

No sé bien los rumores del silencio,
y si llegan con ellos tempestades,
pero siento la música sublime
de las notas que calman nuestros males.

Cuando el alma se inunda de silencios
hay un vaso que ofrece sus bondades,
es un néctar que eleva los sentidos
y despierta los sueños irreales.

Es quizás lo que espera la conciencia,
la ilusión tan pedida e irrealizable,
esa nota y arpegio tan divino,
y la luz que te alumbra sin tocarte.

Porque el hombre y el niño del poema,
al final, son el mismo, y tan iguales,
que el silencio es la mano de aquel arpa
que acaricia sus cuerpos en la tarde.

"...Cuando el alma se inunda de silencios
un rumor se acrecienta con la sangre,
es un grito que nace en las entrañas
y que muere en los labios donde nace..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/13

No hay comentarios: