SE MUERE EL CORAZÓN...


Se muere el corazón del navegante
ausente de caricias y de besos,
él sabe que su rumbo continúa
en medio del salitre y del deseo.

La olas zarandean bien la nave,
los hombres afianzan los bicheros,
las velas languidecen en los palos
y un viejo timonel frunce su ceño.

Se cuentan los suspiros de los mares
que miden las paladas de los remos,
las manos invisibles de marinos
ya bregan los toletes con gran celo.

Hay una laxitud en las resacas
que cubren las restingas metro a metro,
y luego se despliegan por la arena,
dejando entre la misma tantos sueños.

Se muere el corazón del navegante
y quedan congelados en el cielo,
proyectos e ilusiones de la vida
que bajan hasta el fondo del océano.

Quisiera que las horas se parasen,
que frenen los delfines su paseo,
que vuelvan cormoranes a la costa
y viren las gaviotas en su vuelo.

Quisiera que el cuaderno de bitácora
llevara entre sus páginas mis versos,
aquellos que saciaron mis latidos
con sangre, con sudor y sufrimiento.

...Pero es como pedir un abordaje
y sé que mi querencia es solo eso,
un rayo de ilusión y fantasía
fundido con el mar en barlovento.

"...Se muere el corazón del navegante
y duermen los rescoldos en el fuego,
la nave va al desguace toda erguida
y el viejo corazón muere en silencio..."

Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/13

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