HAY NOCHES...


Hay noches en que doy vueltas
y vueltas en la cama
y el sueño no acude,
aunque le busco intensamente.
Tengo el cuerpo inundado de pasión y de deseo
y mi sexo confundido en la memoria
y el recuerdo.

Estás, sin tú saber, entre mis brazos.
Tus ojos me persiguen igual que mis pupilas
a tu sombra..
Tus labios saborean ese néctar que se escapà
de los míos.
Tu lengua tiene sed y se contenta con beber
el agua helada de la fuente
que has tomado de una jarra.
Me miras y te miro
y pienso que el invierno se eterniza
y se hace largo.

Ahora puedo hablarte de mis sueños y volar
hasta las nubes y los cielos de tu mano
y puedo caminar por las praderas,
igual que detenerme y repasar
esa figura que conozco de tu cuerpo.

Tú me enseñaste a andar
y caminar por los senderos
y también a correr, y a detenerme,
en esa sinfonía inacabable
que desgranan las mareas.

Hay cierta soledad y mil gemidos
que se emiten y se ahogan en el pecho.

El viento nos revuelve los cabellos.
La lluvia nos los moja y nos acerca mucho más,
sin darnos cuenta.
Encuentro en esa lluvia mil motivos
para ir a dibujarte con mis dedos y así buscar
esa tupida enredadera de tu sexo
y también las margaritas que floren en tus muslos
y por fin esa ternura que destilas en mi nombre.

Si los dioses del Olimpo percibieran que no duermo...
Si supieran que eres tú, con tu existencia,
la causante de mi insomnio...
Es posible que me ataran y atacaran
intentando sonsacarme ese sitio donde vives,
ese número privado del teléfono
y hasta el alma robarían, si pudieran,
intentando suplantarme
y llegar hasta tu puerta a rezar en tu presencia.

Hay noches en que doy vueltas
y vueltas en la cama
y el sueño no acude, como ahora,
porque tú sigues presente en mi recuerdo
y no te sueltas de mi abrazo.

Rafael Sánchez Ortega ©
16/02/15

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