ERA UN ÁRBOL DIFERENTE...



Era un árbol diferente
que tenía que podar,
con sus ramas señoriales
y una ardilla muy locuaz.

El hayedo de aquel monte,
(colindante de un peral)
era hermoso y reluciente
con su verde secular.

Y sus ramas se mezclaban
y formaban un zig-zag,
con las otras, juveniles,
del peral que voy a hablar.

Porque es caso, que la ardilla,
se ponía a pasear,
de una rama hasta otra rama
sin distingos ni verdad.

Era un árbol diferente,
eso nadie negará,
porque a hermoso y taciturno
competía por ganar.

A su lado aquel enano,
el peral casaba mal,
pequeñito ante el hayedo
con su ardilla singular.

Porque el fondo del relato
era el dueño del nidal,
el refugio de la ardilla
de su cueva y de su paz.

Y aquí surge la disputa
sin respuesta para dar,
¿dónde habita nuestra ardilla
juguetona y tan audaz?

"...Era un árbol diferente,
un castillo que escalar,
y los sueños de los niños
con la ardilla tan real..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/04/16

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