VEO UNA IMAGEN...



Veo una imagen, un árbol,
detrás un cielo azul,
verde y borrascoso,
quizás amenazando tormenta.

El árbol se mantiene firme,
con sus ramas retorcidas,
pero buscando el cielo.

Quizás trata de penetrar entre las nubes,
acariciarlas con sus dedos,
rozarlas como si fueran un suave suspiro.

También yo,
(pequeño espectador), me quedo contemplando
esa figura.

Acaricio a una persona en la distancia.
Tomo su mano,
busco sus ojos,
me dejo penetrar por su mirada
y quiero que llegue al fondo de mi alma.

Luego suspiro, cierro los ojos
y susurro unas palabras en silencio.
La tarde avanza,
el cielo se vuelve más oscuro,
la oscuridad nos envuelve en un abrazo
interminable.

Abro los ojos y le digo lo que siento,
que no quiero perderla,
que me ha costado mucho tiempo encontrarla
y que ahora no es el momento de los reproches
y de las nostalgias,
porque la vida se vive y pasa,
pero el presente está latiendo aquí y ahora
y yo preciso de su voz,
de su silencio,
de sus latidos y de su mirada.

Siento sus besos como respuesta en mi cara
mientras sus labios me dicen algo
que me estremece:
"nunca te fuiste de mi corazón,
aunque tú no lo supieras".

Rafael Sánchez Ortega ©
14/05/16

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