DEL TRONCO CENTENARIO DE AQUEL ROBLE...



Del tronco centenario de aquel roble
surgieron multitudes de leyendas,
historias rescatadas en los tiempos
contadas a labriegos y doncellas.

Así se transmitieron los rescoldos
de hidalgos que partieron a la guerra,
de hombres que buscaban aventuras
siguiendo los senderos y otras huellas.

Pisadas que salieron de los bosques
en busca de la nueva primavera,
en una panorámica distinta
sin ramas, sin arbustos en la estepa.

Un día me encontré con aquel roble,
curtido por el tiempo en su corteza,
y entonces me tumbé bajo su sombra
soñando fantasías de novelas.

Soñé con los relatos inmortales
llegados de la mar y de la arena,
con bellos caballitos de colores
saltando entre las olas con presteza.

Soñé con los arrullos y canciones
dejados por las olas y sirenas,
cubiertas por las algas y el salitre
sus senos palpitantes de princesas.

Soñé con los piratas de la costa,
el ron de maleantes y tabernas,
la faz y catadura de los rostros
de imágenes crueles y sangrientas.

Soñé con tantas cosas, que ahora mismo,
no puedo resumirlas en esencia,
pues fueron pesadillas seductoras
del rato tan hermoso de la siesta.

Recuerdo despertarme soñoliento
en medio de la noche y las estrellas,
que alegres se mezclaban con las ramas
guiñándome sus luces tan traviesas.

Me acuerdo de un fugaz escalofrío
que hizo abotonarme la chaqueta,
y luego aquel suspiro inenarrable
del roble con el viento y por sorpresa.

Suspiro parecido al de un susurro
diciendo que del bosque me saliera,
que fuera por el mundo con mis versos
y a todos les hablara en mis poemas.

Y en ellos escribiera simplemente
de magia y el hechizo de unas letras,
grabadas tan profundo en aquel roble
surgiendo como páginas secretas.

"...Del tronco centenario de aquel roble
yo pude rescatar muchas respuestas,
preguntas enviadas al silencio
palabras ocultadas por vergüenza..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/13

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