SILENCIO...


Silencio, ruegan las piedras,
que ahora duermen en la plaza,
y es la niebla con su abrazo
quien las besa y acompaña.

Silencio, sólo silencio,
y que callen las cigarras,
porque duermen ya los niños
muy tranquilos tras las nanas.

Silencio, gritan las olas
que se estiran por la playa,
y que besan las arenas
al compás de la resaca.

Silencio, sólo silencio,
que se apaga fiel la llama
de ese fuego impetuoso
que alimenta fiero el alma.

Silencio, pide el marino,
en sus ratos de nostalgia,
recordando al bello puerto
y en el mismo a su zagala.

Silencio, sólo silencio,
que ya duermen las arañas,
encogidas en sus telas
que atraviesan las ventanas.

Silencio, dicen los niños,
a las gentes cuando hablan,
pronunciando feas frases
y palabras mal sonadas.

Silencio, sólo silencio,
es la vida que se pasa,
y discurre entre nosotros
con la sombra y la nostalgia.

Silencio, clama el mendigo,
agotado en busca vana,
persiguiendo la quimera
y utopía de su nada.

Silencio, sólo silencio,
un susurro te reclama,
un suspiro simplemente
que atraviesa tus entrañas.

Silencio, quieren los pasos,
y el abrazo de una cama,
pues los ojos peregrinos
dejan lluvia en las pestañas.

Silencio, sólo silencio,
un cometa se desplaza,
por el cielo y el vacío
con su larga cola blanca.

"...Silencio, digo con miedo,
y me callo la palabra,
pues no quiero que se rompa
el candor de tu mirada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 30/04/13

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