EN UNA TARDE...


En una tarde nueva,
preludio de una noche,
las luces se retiran
hurtando los colores.

Nos dejan las tinieblas,
las sombras uniformes,
los sueños de los niños,
las nanas de los hombres.

Se van las melodías
que oyeron nuestras voces,
y quedan en el aire
el eco de mil sones.

Se van ciertos testigos
ocultos en faroles,
dejándonos siluetas
en rejas de balcones.

En una tarde oscura,
con sombras muy veloces,
un hombre junto al árbol
miraba el horizonte.

Veía las tinieblas
llegando en gran desorden,
y en ellas el abrazo
de un cielo que se esconde.

Un cielo que se pierde,
que para los relojes,
que duerme con los niños
y pide sus favores.

Un cielo que a las gentes
seduce con sus dones,
y engaña con quimeras
que acaban en dolores.

Más siempre hay un respiro,
un sueño de las doce,
un beso de la brisa
y un labio que lo acoge.

"...En una tarde fría
un árbol le responde,
al hombre solitario
y al niño de las flores..."

Rafael Sánchez Ortega ©
20/09/13

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