AQUELLAS AMAPOLAS...


Aquellas amapolas,
con pétalos de cera,
tenían los suspiros
que dejan las estrellas.

Tenían fantasías
mezcladas con canela
de sueños y proyectos
de jóvenes poetas.

De madres impacientes
con niños a la escuela
y padres presurosos
mirando las mareas.

Pero esas amapolas,
bonitas y traviesas,
tenían el reflejo
de esquirlas indiscretas.

De gotas de rocío
prendidas de una trenza,
allá, donde los dioses,
dormitan y bostezan.

Y aquí, entre los jardines,
dos niños las veneran,
se miran con agrado,
se abrazan y se besan.

Aquellas amapolas
tenían su belleza,
los pétalos divinos
mostraban inocencia.

Quizás era una imagen
bañada de pureza
cual versos que dormidos
pedían primaveras.

Las flores y estaciones,
que rezan los poemas,
de manos juveniles
bañados de impaciencia.

Pero esas amapolas
pedían que las quieran,
dos labios juveniles
que amando las contemplan.

Rafael Sánchez Ortega ©
Granada, 07/09/15

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