RECUERDAS LA BARCA...


Recuerdas la barca
pero no al barquero,
seguro que es joven
fornido y moreno.

Así te despiertas
de un lánguido sueño,
estiras tus brazos,
tus manos y dedos.

Quisieras ser ave
volando hacia el cielo,
gaviota sin duda
llegando a buen puerto.

Más eres la joven
vestida de negro,
buscando en la playa,
mirando a lo lejos.

No sé que decían
tus ojos tan tiernos,
y aquella sonrisa
de labios inquietos.

La brisa llegaba
dejando mil besos
y a ti te cubrían
las notas del viento.

Quizás te rozaban
con gran embeleso,
robando en tu alma
la sal de tu aliento.

De pronto, en la tarde,
vibraron, de nuevo,
dos ojos azules,
febriles e inquietos.

Miraban los mares
y un bote de remos,
que allí, en la distancia
bregaba sin freno.

Quizás era el hombre,
el joven moreno,
aquel que una noche
te dijo "te quiero"

Tu pecho doliente
volvió del desvelo,
vibró con la brisa
y vio que era cierto.

Allí está la barca,
sin velas y adentro,
cruzando las olas
con último esfuerzo.

Entonces corriste,
con paso ligero,
volvías a casa,
gritando tu pecho.

Decías su nombre,
su apodo completo,
quizás para verle
sellando tu miedo.

Así son los días,
las tardes de invierno,
quizás los instantes
grabados a fuego.

La mar es muy dura
y así es el recuerdo,
vivido en tu casa
de ancianos ancestros.

"...Recuerdas la rosa,
la barca y el verso,
dejado en tus labios,
rozando tu seno..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/11/15

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