DECÍDETE...



Decídete...

Decídete, (si quieres),
y dame tu pupila,
los versos encantados,
la lluvia retenida,
el néctar envolvente
y el vino que destila...

Entrégame...

Entrégame los sueños
que están en tu retina,
la pólvora mojada
el grito de la lira,
el vuelo del cometa,
el llanto de la tinta...

Descórreme...

Descórreme el vestido
y suelta la cortina,
abriendo la ventana
al alba y nuevo día,
así tendré al nordeste
temblando y con su brisa.

Regálame...

Regálame una rosa
y en ella tus caricias,
con gotas de rocío
que son de tus mejillas,
y aquellas mariposas
que ayer te sonreían.

Por último...

Por último no dejes
que ganen la partida,
los hombres miserables,
el llanto con la ira,
el rezo de los pobres,
su sangre desteñida...

Decídete...

Decídete, (repito)
por fin, querida mía,
no juegues con los sueños,
ni seas golondrina,
recoje mis palabras
pequeñas y sencillas.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/11/17

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