CON LAS MANOS UNIDAS...


Con las manos unidas
en la tarde rezaba,
a la Virgen del cielo
una tierna plegaria.

Y era un rezo sincero
que salía del alma,
un susurro sin voces
por la paz que le falta.

Porque el rezo sincero
no precisa palabras,
ni silencios altivos,
ni galernas que braman.

Vale solo una tarde
con el mar en su calma,
y también unas olas
con su beso en la playa.

Un rumor, como incienso,
nos aborda y abraza,
y murmura unas frases
con salitres y algas.

Y el eterno silencio,
oración del que clama,
es la espiga doliente
percibiendo una lágrima.

Es la linda pupila
que se pierde en la nada,
y es el labio tronzado
sin sonrisa que falta.

Oración de los dioses
ven al niño que llama,
y en sus ojos azules
pon la gota de agua.

Pon en  ella el delirio,
la utopía y la magia,
y también el salero
y una pizca de gracia.

Porque el labio del niño
temblará como el alba,
soñará mil suspiros
con los elfos y hadas.

"...Con las manos unidas
hacia el cielo miraba,
aquel niño impaciente
con su dulce mirada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/06/13

No hay comentarios: