HOY PRONUNCIÉ TU NOMBRE AL DESPERTARME...


Hoy pronuncié tu nombre al despertarme
y un temblor se me vino hasta los labios,
estabas en las venas y en mi sangre
con un encanto nuevo y remozado.

Pero perdí la magia en un instante
y se fundió la gracia y el espanto,
logrando que perdiera la sonrisa
y la ilusión marchara de mi lado.

La culpa fue, y me vino sin quererlo,
por culpa de ese viento huracanado,
ese nordeste duro y de su brisa
que asola las cosechas y los campos.

Y así se marchitaron en el alma
imágenes sagradas en sus cuadros,
y en otras, se perdieron para siempre,
los lazos tan hermosos y dorados.

...Más pronuncié tu nombre nuevamente
queriendo del inferno rescatarlo,
traerlo hasta mis labios temblorosos
para sentir el roce de su mano.

Quería navegar con nuevo rumbo
buscando los misterios de los astros,
seguir tras las estelas de otras naves
marchando hacia horizontes muy lejanos.

Y entonces me arrancaron mil suspiros
las olas que llegaban susurrando,
batiéndose con furia en la cubierta
con ecos y galopes de caballos.

Creo que me dormí, no lo recuerdo,
más sé que desperté con un abrazo,
y el tierno palpitar de unas pupilas
muy cerca de las mías, con agrado.

"...Hoy pronuncié tu nombre al despertarme
e ignoro los motivos de ese acto,
más sé que sonrieron las estrellas
y un beso me enviaron con sus labios..."

Rafael Sánchez Ortega ©
Entre Sierrallana y San Vicente, 14/06/13

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