DEJÉ MIS MANOS CERCA DE TU CUERPO...


Dejé mis manos cerca de tu cuerpo
soñando con extrañas fantasías,
pinceles que esperaban una orden
de un alma palpitando con la vida.

Suspiros retenidos en los dedos,
arpegios como notas bien distintas,
susurros recorriendo, sin palabras,
los valles de tus senos y colinas.

Y entonces comencé con gran cuidado
la danza por tu piel con mil caricias,
retratos que arrancaban los gemidos
e imágenes pacientes y furtivas.

Estábamos en medio de la noche
cubiertos por la bruma y la neblina,
tu cuerpo entre mis manos solamente
cual lienzo inmaculado del artista.

Recuerdo que pedías, extasiada,
un beso, con fervor, en tus mejillas,
el labio que saciara tus deseos
cubiertos por el polvo y por la brisa.

Recuerdo que mis dedos te rozaron
y alzaron un poquito tu barbilla,
mis labios se acercaron a tu cuerpo
besando tu preciosa margarita.

Recuerdo aquel instante, lo confieso,
y el mismo se ha quedado en la retina,
grabado como un sueño y sin pecado
unido a tu figura tan sencilla.

Estabas desnudada, ante mis ojos,
cubierta con candor y una sonrisa,
un halo que emanaba de tu cuerpo
y un faro que legaban tus pupilas.

Y entonces se rompieron los cristales,
los sueños de la eterna algarabía,
mis dedos se encontraron en invierno
sin magia y sin figura tan precisa.

Quedaron los recuerdos destrozados,
ocultas las pasiones encendidas,
en medio de galernas y tormentas
y el alma atormentada por la prisa.

Lloraron las farolas de los parques
mojando a los laureles y glicinas,
mis ojos se secaron cruelmente
ahogados con dolor junto a la orilla.

Sabía que aquel sueño imaginario
se había terminado y no existía,
sabía de tu marcha, para siempre,
muy lejos de mis manos ya dormidas.

"...Dejé mis manos cerca de tu cuerpo
soñando con poder hacerte mía,
un cuadro imaginario, sin pinceles,
de un alma, en su inocencia, renacida..."

Rafael Sánchez Ortega ©
30/05/13

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