DETRÁS DE LA VENTANA...


Detrás de la ventana hay mundo soñoliento
que despierta en la mañana.
Un mundo tan cansino y resignado
que repite día a día sus saludos
y te invita a que lo vivas y lo sientas,
a pesar de ser el mismo que dejaste,
la otra noche cuando fuiste para casa.

Te resistes levemente ante su acoso,
más al fin sí le saludas con tus ojos legañosos
y le dices "buenos días",
en un gesto inconfundible de rutina.
Un susurro solamente, sin palabras, de tus labios,
un suspiro de tus ojos y pupilas
que se van, en la distancia,
a buscar la suave brisa del nordeste que ya sopla.

Y de pronto te despiertas totalmente
cuando observas su figura
paseando por la playa,
cuando ves el cuerpo amado
caminando por la orilla
y sorteando con presteza
a las olas perezosas
que se estiran y le besan los tobillos.
Es entonces cuando notas
a la sangre acelerada por tus venas,
cuando sientes el latido de tu pecho
que te obliga a respirar profundamente,
cuando sabes que el volcán de las pasiones
ha surgido de tu sueño y amenaza,
con su fuerza sobrehumana,
con salir por cada poro de tu cuerpo.

Y es entonces cuando corres,
cuando sales al encuentro de ese cuerpo
que te busca y que te llama,
de ese alma que camina por la arena de la vida
y que busca, como tú, ese Amor inconfundible,
entre los pliegues de las olas
y el salitre que ellas dejan
para unirlos, con un beso de cristal,
en vuestros labios.

Rafael Sánchez Ortega ©
10/06/13

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