DE SAN VICENTE, MI VILLA...


De San Vicente, mi Villa,
nacen y surgen poemas
sobre hospitales sombríos
y en el rumor de sus piedras.

Porque la historia tozuda
graba renglones y letras,
donde se narran sucesos
de peregrinos y lepras.

Dicen que fue San Vicente
un roquedal con mil cuestas,
que hasta la Iglesia subían
por empinadas callejas.

Dicen que tuvo Hospitales
cuyas paredes sombrean,
bajo el rigor y nostalgia
el verde manto y la yedra.

Hay peregrinos que narran
vicisitudes diversas,
de que en sus muros pasaron
una infeliz cuarentena.

Hay una historia con sombras
y otra que el tiempo nos lega,
todas nos dicen lo mismo
sobre esta noble tarea.

Pero es la historia sin nombre
la que se oculta en leyendas,
la que susurra en silencio
mientras se borran sus huellas.

Yo no reparo en escudos
ni en las paredes esbeltas,
porque tras estas murallas
sigue la sal y la esencia.

Sigue la historia latente
esa que vibra en las venas,
y nos dejaron sin libros
en el fulgor de la estrella.

De San Vicente se estudian
cosas bonitas y amenas,
pero su historia revive
mientras la sueñe un poeta.

Rafael Sánchez Ortega ©
Entre Sierrallana y San Vicente, 18/06/13

No hay comentarios: