HAY UN BELLO DESVÁN...


Hay un bello desván allí, en mi infancia,
recuerdo sus rincones polvorientos,
juguetes apilados en desorden
y hollines por paredes y en los suelos.

De niño yo subía muchas veces
buscando mil tesoros, sin saberlo,
en muebles apartados y en desorden,
en libros soñolientos y en cuadernos.

Allí me entretenía muchas horas
soñando desplazarme por el tiempo,
en una marcha lenta hacia el pasado
con brisas y nordestes marineros.

Soñaba con botellas silenciosas,
con vasos que emitieron mil reflejos,
con cajas musicales soñolientas
que ahora descansaban en silencio.

Recuerdo el tocadiscos, que en su estante,
guardaba los vinilos con sus sellos,
baúles de mil formas diferentes,
con ropas, con vestidos y pañuelos.

Recuerdo los frasquitos de colonia,
jofainas y abanicos del toreo,
las planchas caducadas y en desuso,
y un triste corazón roto y desierto.

Más vuelvo a recordar aquella estampa
y siento escalofríos en mi cuerpo,
quisiera estar allí, en ese altillo,
soñando sin parar bajo su techo.

Quisiera retener en mis pupilas
el dulce escalofrío de los cuerdos;
los niños que soñaron, siempre sueñan
y espero que así sea todo el tiempo.

"...Hay un bello desván aquí, en tu alma,
me dicen y repiten los recuerdos,
no olvides que a pesar de los hollines
suspiras cuando escuchas a sus versos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/08/13

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