NUEVAMENTE VI UNA ROSA...



Nuevamente vi una rosa
y yo quise rescatarla,
con mis dedos y paciencia,
del espino en que se hallaba.

No sé bien qué me sucede
con las rosas y su magia,
hay encanto misterioso
y un lenguaje sin palabras.

Si diviso nuevas rosas
llevo el alma desbocada,
tengo sed y tengo frío
con un nombre en la garganta.

Yo sé bien que, entre las rosas,
hay susurros que me hablan,
y corales y sirenas
de ese mundo de las hadas.

Porque todo es fantasía
y las rosas dan la calma,
a los hombres y mujeres
que suspiran por tocarlas.

Por rozar entre sus dedos
una rosa pura y casta,
esa piel que vibra y siente
mientras crece entre las ramas.

Ese suave terciopelo
es la rosa en la mañana,
es aroma y es frescura
que te embriaga y que te abraza.

Hay quien dice que las rosas
son un tiempo de nostalgia,
un otoño sin fronteras
y sonrisas marchitadas.

Más no importan lo que digan
de las rosas de mi alma,
solo pido que te cubran
con sus pétalos de grana.

Que pervivan en tu pecho
esas rosas con su nácar,
y ese dulce escalofrío
que les brinda la resaca.

Veo un niño y un cuaderno,
una rosa y una falda,
una madre que contempla
esa escena de la infancia.

Y la rosa está en el centro
de la vida que se pasa,
con ciclones y galernas
y con días de bonanza.

"...Nuevamente vi una rosa
y yo supe que me amaban,
unos labios temblorosos
y una cara de gitana..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/08/13

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