SUENA EL RELOJ...


Suena el reloj en la radio
y da las doce y media de la mañana.

Parece que la vida sigue,
y que lo hace, a pesar de nosotros
y de nuestros humores.

Recuerdo los poemas de la noche
y pienso en la infinidad de ellos
que surgieron de mi pluma tantas veces,
aunque también pienso en los versos recogidos
en esos instantes misteriosos,
(en esa "hora bruja", que yo llamo),
a través de la palabra, los suspiros,
los bostezos, los silencios
y ese largo etcétera del momento compartido.

Porque es así como se añoran
los recuerdos tan bonitos
que nos dejan las personas que se acercan 
y que rozan con sus almas a la nuestra,
las palabras que pronuncian otros labios
y que llegan a los nuestros como un beso,
los suspiros emitidos y escuchados
como un eco mortecino de las almas
que decían un "te quiero" tan velado,
los silencios con la magia de su niebla
que se extienden y se añoran
porque el alma está tranquila
y es un sueño simplemente
que nos cubre con su encanto.

Y es ahí donde se funden
los misterios de la vida,
donde todo reverdece y se alborota,
donde nuevas sensaciones y latidos
cobran fuerza y van saliendo poco a poco
de las almas en el tiempo compartido.

Y es así, mal que nos pese,
a pesar de que el reloj marcha despacio
en su carrera
y nos lleva hasta las puertas de ese adiós
casi velado,
de esa súplica sin nombre que termina
en un "hasta pronto" o "hasta mañana",
con la dulce sensación de estar soñando
en un mundo de ilusión y fantasía.

Rafael Sánchez Ortega ©
11/08/13

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