NUNCA MIRAS LOS VERSOS...


Nunca miras los versos
de aquel hombre de antaño,
que pasó por tu vida
simplemente soñando.

Y soñaba en invierno
y también en verano,
con sus ojos preciosos
dulcemente cerrados.

Eran sueños profundos,
y pudiste probarlo,
compartir su locura
y sentirle en tus brazos.

Hasta oíste la nana,
susurrada despacio,
que cantaba en la noche
para ti, con sus labios.

Nunca miras los versos
porque vives llorando,
con la lágrima ausente
de tus ojos preciados.

Y pudiste ser nube,
cenicienta si acaso,
y sutil primavera
en su verso y la mano.

Pero no te creías
aquel cuento dorado,
ni el abrazo tan tierno
que dejaban sus brazos.

Eras solo un poema,
te decías temblando,
una letra perdida
en un verso olvidado.

Nunca miras los versos
ni las rosas que, en mayo,
se quedaron heladas
con la noche y su manto.

Y perdiste las rimas
susurradas despacio,
por el pecho que ardiente
musitaba a tu paso.

Y te hablaban de día
y de noche otro tanto,
y acunaban tu cuerpo
y te daban su abrazo.

Él te dio, cenicienta,
todo un mundo rogado,
en poemas sin nombre
para ti, con su encanto.

"...Nunca miras los versos
de aquel hombre tan raro,
era un niño, en el fondo,
y te amó sin dudarlo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/14

No hay comentarios: