TENGO UN VOLCÁN EN EL ALMA...


Tengo un volcán en el alma
que va engendrando deseo,
pero ya ruge y se excita
y hasta reclama tu aliento.

Por la ventana penetra
ese suspiro sin freno,
ese mensaje que invita
a que despierte mi cuerpo.

Pero hoy estoy perezoso
y apuro el calor del lecho,
aunque dejo entre las sábanas
los rescoldos de mi sexo.

Cierro los ojos entonces,
y te recorren mis dedos,
por los senderos que llevan
a tus pezones y senos.

Y allí se quedan jugando
entre risas y arabescos,
mientras tus labios suspiran
y te acaricio sin freno.

Mi boca baja despacio
para excitar a tu pecho,
"sabes a miel", yo te digo,
mientras te beso y te muerdo.

¡Qué despertar tan hermoso
es el que ahora me encuentro,
ya están los cuerpos a punto
de comenzar su trasiego!

Son los rescoldos de noches
y es la pasión y el secreto,
con las caricias y llamas
en un adagio perfecto.

Es el mirarse a los ojos
y es el abrazo sin freno,
mientras los sexos se buscan
para fundirse en silencio.

Es expresar el "te amo"
y es el decir "yo te quiero",
mientras arriba, la luna
mira, sin más, sonriendo.

Llega el volcán a su punto,
sale la lava y el fuego,
para juntar a las almas
con sus gemidos eternos.

Allí se quedan cansados
dos ruiseñores sin versos,
tras compartirse sus rimas
entre pasión y jadeos.

"...Tengo un volcán en el alma
que yo de día te ofrezco,
para fundirse contigo
y ser la brisa en tus besos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
30/11/14

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