HA LLEGADO DE PRONTO EL INVIERNO...


Ha llegado, de pronto, el invierno
y ha temblado mi cuerpo, de veras,
es el frío que roza sus labios
y que altera la sangre en mis venas.

Hacen piña las olas sin nombre,
que en la costa se funden y estrellan,
con cantiles de roca afilados
mientras sopla la fuerte galerna.

Otras olas avanzan sin rumbo
a estirar en la playa sus trenzas,
como hilachas sacadas de un cuadro
y que quieren dormir en la arena.

Hubo un tiempo lejano y caduco
en que vio florecer las leyendas,
y el invierno temblaba gozoso
en las sombras, sin par, de la iglesia.

Pero todo se vuelve silencio
y el pasado hasta polvo de estrellas,
cuando busco la mano de nieve
de ese cuerpo sutil que me anea.

Hay sonrisa en los labios de plata
de la dulce y hermosa sirena,
con sus ojos azules, despiertos,
que me elevan a ellos y sueñan.

Este sueño es un sueño distinto,
sin pasión, temporal ni tormenta,
aunque el fuego se avive en el cuerpo
y redoble las llamas eternas.

Porque el beso que dejan tus labios
tiene miel, y frescura, en su néctar,
y hasta calman tus besos el alma
de este cáliz, sediento, que anhela.

"...Ha llegado, de pronto, el invierno,
me repite una voz tan risueña,
y yo cierro, sin miedo, los ojos,
mientras tú, con tus labios me besas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
15/02/16

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