CONTEMPLO...



Contemplo la furia del mar,
y contemplo este tiempo que pasa,
mientras siento que el embrujo de la vida
se mezcla y se diluye con el de la resaca
que llega a la playa.

Unas viejas barandillas se han quedado atrás
y el alma, vuela en silencio,
intentando no perder el susurro de la vida
que se escapa, y que se queda,
con sus alas rotas sobre la arena.

Yo sigo aquí, en mi retiro,
en la vieja atalaya castigada 
por tormentas y galernas,
desde donde puedo ver pasar la vida
y contemplar lo que ocurre en el puerto
y hasta puedo cantar y gritar, 
sin que nadie me escuche,
para luego mirar al cielo
y arrancarle un poema 
en la tarde que termina.

Porque la vida es algo hermoso
y no quiero que se rompa su magia.
Prefiero conservarla inmaculada
y mirando las sorpresas que nos ofrece el día a día,
aunque  tenga que ser así,
y el tiempo pase
y lo que reciba sean las migajas de unos versos.
caducos y marchitos,
recogidos de las candilejas
del teatro de la vida
que ya apaga sus luces 
y cierra la puerta.

Rafael Sánchez Ortega ©
06/03/18

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