CUANDO ESCUCHO...



Cuando escucho la palabra "amor"
es como si un soplo de aire fresco
se deslizara, en un instante, por mis venas.
Es algo así, como un suspiro,
un sentimiento desbocado
que cobra libertad en los latidos,
es como un susurro que me llega
de esa voz contenida en las entrañas,
es también esa llama que flamea,
el fuego en que renacen las pasiones
y el olor y el aroma que desprende,
para embriagarme en él, intensamente.

Cuando leo la palabra "amor"
se rebelan en mis dedos tantas letras
que no puedo contenerlas.
Es como un volcán que llega a las pupilas
y arrastra con su lava incandescente
cuanto toca:
el alma, 
el corazón, 
la piel 
y los sentidos.

Cuando pronuncio la palabra "amor"
es un susurro contenido
que, de pronto, rompe las cadenas
y que trata de llegar a tus oídos
para decirte, en esas cuatro letras,
todo aquello que quisiera transmitirte
sin palabras:
lo que pienso, 
lo que ansío,
lo que sueño, 
lo que guardo.

Cuando siento la palabra "amor"
hay una luz que ciega mis ojos
y que nubla la visión de todo lo que existe,
es como si tu voz llegara, acariciando,
envuelta en una música sin nombre,
en un aria que transforma los sentidos
y transmite confianza,
es como si me embriagara el corazón
al escucharte
y entonces veo todos los detalles de la vida,
y te veo a ti, 
tan cerca,
tan llena de dulzura,
con esa carga de ternura indescriptible
que tú tienes.

"...Cuando escucho la palabra "amor",
te leo, 
te pronuncio 
y te siento,
sin querer y darme cuenta,
¡poesía!..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/03/18

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