NO SÉ POR QUÉ RAZÓN ME DESPRECIASTE...


No sé por qué razón me despreciaste
e hiciste que temblaran mis pestañas,
tan sólo yo quería protegerte
y a cambio me saltaron unas lágrimas.


Rocé la soledad en tu presencia
y el frío tan amargo de las almas,
pensé que no era justo tal castigo
producto de rencores y venganzas.


Un fuerte escalofrío se produjo
llegando hasta mis piernas muy cansadas,
sentía que me ardía la cabeza
y un fuego devoraba mis entrañas.


Pensé que retornaba hacia el pasado
y el mismo devolvía los fantasmas,
momentos superados en el tiempo,
recuerdos infelices de jornadas.


Y allí quedó mi cuerpo, trasnochado,
y el alma, rota, herida y sin batalla,
estaba soportando una galerna
tratando de llegar hasta la playa.

La playa que separa la cordura
del tierno manicomio que lo avala,
allí donde se internan los poetas
trucando sus locuras por palabras.


Con versos dedicados a la vida,
con letras misteriosas y encantadas,
con signos que no saben de peleas
y buscan el cariño que les falta.


Anoche me dejaste con mi llanto,
de niño silencioso, a quien le cambian,
la dulce melodía de la vida
por otra de mentiras y añagazas.


Quería simplemente estar contigo
y a cambio no quería pedir nada,
tan solo consolarte en esa noche
y hablarte y escucharte sin tardanza.


"...No sé por qué razón me despreciaste
e incluso me mintieron tus palabras,
yo sólo deseaba protegerte
y a cambio me cerraste tu ventana..."


Rafael Sánchez Ortega ©
02/09/12

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