TE RECUERDO, SOÑADORA SONRIENTE...


Te recuerdo, soñadora sonriente,
con tu cara tan linda y plateada,
tenías el encanto de la luna
que, en la noche, se cuela en la ventana.


Buscabas en las sombras las sirenas
y sus cantos dejados en las playas,
persiguiendo las huellas invisibles
y que el mar ocultaba en la resaca.


Llevabas el cabello recogido
en forma de coleta por tu espalda,
y el vestido de un blanco, como espuma,
semejante a las olas que llegaban.


Tenías la sonrisa seductora
y una voz que me hablaba sin palabras,
tus labios ardientes se entreabrían
desgranando canciones a las almas.


Y recuerdo la noche que menciono,
la música sonando por la plaza,
en las fiestas de un julio enmohecido
al amparo de un cristo y de su estatua.


Hasta allí se remontan mis recuerdos
y te veo en el cuento de las hadas,
mientras tú me mirabas tiernamente
y a la vez, con mis labios, te besaba.


Fue un momento crucial, indescriptible,
en que el cielo detuvo hasta su marcha,
y cantaron los grillos y los búhos
y también, en el campo, las cigarras.

Nos amamos, como aman los amantes,
y cubrimos con velos las distancias,
los problemas que surgen cada día
sin pensar que existía otro mañana.


Fue un error juvenil, lo reconozco,
una dulce ceguera enamorada,
un dejar que, sin más, la fantasía,
hasta el alma, con guiños, conquistara.


Pero no me arrepiento del pecado
ni de amar tu figura deseada,
porque fuimos felices unas horas
y los días siguientes y semanas.


Al final, como en todas las historias,
se terminan los cuentos, y se acaban,
cuando llegan las dudas y reproches
entre lloros y lágrimas amargas.


Es posible que todo finalice
y se acabe la noche con el alba,
y también que culminen los veranos
y al final de los mismos no haya nada.


"...Te recuerdo, princesa de aquel tiempo,
receptora de sueños y plegarias,
a pesar de los años transcurridos
porque fuiste mi amor de madrugada..."


Rafael Sánchez Ortega ©
04/09/12

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