UNAS GOTAS RESBALABAN POR TUS MANOS...


Unas gotas resbalaban por tus manos
y caían de los cielos lentamente,
eran besos reciclados por las nubes
en un día del otoño y de diciembre.

¡Cuántas notas y suspiros reflejaban!,
¡cuánta música, sin duda, tan celeste
te llegaba y abrazaba silenciosa
con aroma de amapolas y claveles!

He sentido la caricia de esas gotas,
el latido personal e irreverente,
los susurros de los dioses del Olimpo
y los versos más cercanos de los reyes.

He tomado de tus dedos esas perlas
y bebido con mis labios tan alegres,
tantas gotas escapadas del rocío
y también de las galernas y la nieve.

Unas gotas resbalaban a tus manos
y corrían por tus dedos inocentes,
como versos temblorosos de un poema
y las letras revoltosas de unas sienes.

¡Cuánto llanto retenían esas gotas!,
¡cuánta música, sin nombre, y diferente
se escurría hasta esos dedos tan divinos
de manera generosa y tan solemne!

He creído recordar a tu sonrisa
y aquel acto de cordura, nuevamente,
que no sé, si en mis recuerdos, ya lejanos,
mezclo el tiempo y la locura muchas veces.

He mirado, sin mirar, hacia la nada,
a ese espacio, tan oscuro y tan hereje,
que acelera los latidos de las almas
cual galope singular de mil corceles.

"...Unas gotas resbalaban a tus manos
y venían con los besos tan rebeldes,
que unos cielos a tus dedos regalaban,
y tus labios me entregaban obedientes..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/12

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