YO TE DEJÉ MARCHAR CON EL SILENCIO...


Yo te dejé marchar con el silencio
en medio de la bruma y de la niebla,
ahora lo recuerdo vagamente
y busco por el cielo las estrellas.

No debo rebuscar esos momentos
vividos con pasión en primavera,
ni debo convertir aquel pasado
en llama que me alumbre en las tinieblas.

Recuerdos simplemente que florecen
en medio de los días y las fiestas,
cual rosas del invierno temblorosas
que buscan el calor de las adelfas.

El viento huracanado nos abraza
y busca las mejillas y las besa,
las ráfagas que rompen tantas ramas
al hombre le susurran y doblegan.

No quiero los sollozos en mi rostro
y menos los disfraces y caretas,
ya sé que los pasayos causan risa
y llevan narizotas y chisteras.

Es lindo convertirse en un pasayo
huyendo de la vida y de la guerra,
en busca de la flor y la esperanza
trazada por la mano del poeta.

Sin duda se transforman, con la magia,
los sueños con las letras del poema,
igual que se transforman los latidos
al paso de la estela del cometa.

No sé si las campanas hoy descansan
y gozan del silencio de la iglesia,
ni sé si las cigarras y los búhos
se callan porque llegan las sirenas.

...Y llegan sin temor, de madrugada,
y vienen de retorno, por las huellas,
aquellas que sembraron nuestros sueños
a orillas de la mar y por la arena.

"...Yo te dejé marchar, con el silencio,
y ahora con los años me regresas,
cubierta del rocío y del invierno
en busca del abrazo que tú anhelas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/12

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