AQUELLA VIEJA FUENTE...


Aquella vieja fuente,
con aguas cantarinas,
dejaba mil suspiros
mezclados con sonrisas.

Allí se paseaban
las tiernas golondrinas,
en vuelos primorosos
y en forma de caricias.

Sus lazos invisibles
trazaban y cosían,
estelas de diamantes
con lindas margaritas.

La fuente, en su silencio,
el agua discurría,
con ecos muy sonoros
y música divina.

Aquella vieja fuente
el alma estremecía,
lo hacía sin saberlo,
quizás en su morriña.

Las jóvenes miraban,
los chicos la bebían,
y todos en su caño
hallaban pleitesía.

Bajaban los gorriones,
bebían de la pila,
y al parque se volaban
sin dar la despedida.

Viví esas sensaciones
y vi lo que sentían,
los ojos candorosos
del niño y sus pupilas.

Aquella vieja fuente
así se entretenía,
manando en el silencio
las aguas de la vida.

Los niños se mojaban,
las madres les reñían,
quizás, como advertencia,
de males de otros días.

Y yo la contemplaba
un poco con malicia,
tratando de robarle
la eterna fantasía.

No sé si fue posible
sentir esas caricias,
más sé que yo temblaba
de amor y no de envidia.

"...Aquella vieja fuente
sintió melancolía,
y un día ya lejano
secó, sin más, su risa..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/14

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