CON EL PASO DEL TIEMPO...



Con el paso del tiempo vino, a mí, la paciencia,
a dejarme su gracia y su excelso primor;
y calmaron los nervios su febril inocencia
inundando mi alma con la paz y el candor.

Con el paso del tiempo aprendí muchas cosas
que los hombres sonríen, a pesar del dolor,
que hay riqueza y miseria entre lirios y rosas
y también hay otoños con brillante color.

Con el paso del tiempo pude ver la distancia
que separa a los bosques del jardín y la flor,
y también esa arruga, que con gran abundancia
nace pronto en la frente del vecino pastor.

Con el paso del tiempo fui capaz, en la vida,
de mirarla a los ojos y hasta oír su rumor,
porque todo renace y se cura, en la herida,
de los niños que sueñan con un mundo mejor.

Con el paso del tiempo se perdió la mirada
el rubor tan intenso con el brillo interior,
porque todo termina con el hombre y la azada
que camina hacia casa y se seca el sudor.

Con el paso del tiempo ya no sé lo que pienso,
si mi vida es tranquila o si voy a peor,
pero noto tu vida, y con ella el incienso,
que desprenden tus ojos, con profundo rubor.

Con el paso del tiempo se cerraron mis labios,
y lloraron los cielos sin apenas clamor,
se acabaron los besos tan cercanos y sabios
que tenían tu esencia y también tu licor.

Con el paso del tiempo vuelvo a ti, viejo roble,
doloroso y furtivo a pedirte un favor,
que me lleves contigo a ese reino tan noble,
donde un día los sueños, me entregaron su amor.

Rafael Sánchez Ortega ©
10/06/14

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