CONFESIONES I


I
Querido amor...

Yo también te quiero
y eso no tienes que dudarlo nunca.
Mi sentimiento ha nacido y crecido
como una flor silvestre y así sigue.
Quizás de una forma anárquica y caprichosa,
inundando de fantasía un mundo irreal
donde la vida misma se transforma
y todo es pura poesía.
Es posible que estas sensaciones
sean el inicio de una locura,
de un brote repentino en el otoño de mi vida
y, también, que se mantengan
gracias a la luz que recibe día a día
a través de un sentimiento invisible
que forma el lazo de unión entre dos almas
en esa comunión singular, casi perfecta,
y llena de magia.

Supongo que no es el momento de hablar
de los motivos ni de las causas
que han llevado a esta situación,
pero la realidad es esta y aquí estamos.
Aspirando ese aroma inconfundible
de la jara y el tomillo
y en un cruce de caminos,
quizás deshojando la margarita
para tomar el rumbo en una u otra dirección,
aunque personalmente, y ahora mismo,
cerraría los ojos
y seguiría los dictados de mi corazón
para simplemente tomar tu mano
y decir que "adelante",
que sigamos caminando y disfrutando de la vida
y que apagues mis dudas con tus besos
y que las nubes que puedan venir a mis sienes
las aparten tus caricias para siempre.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/07/14

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