EN EL OCASO...


En el ocaso incierto de mi vida
quisiera envejecer entre tus brazos,
sentir la risa alegre de tu boca
y el beso apasionado de tus labios.

Quisiera rescatar las emociones
dejando tras las mismas mil candados,
haciendo del pasado un tiempo muerto
viviendo este presente paso a paso.

Ya sé que las violetas en los mares
son sueños de marinos ofuscados,
igual que las sirenas en las nubes
jugando con las mismas a los barcos.

Los niños saben más de todo esto,
igual que los ancianos en su ocaso,
por eso respetemos el presente
del tierno corazón, que sigue amando.

Pasamos por la vida en un momento,
y en ella no sumamos ni restamos,
pues somos marionetas de un destino
y autores, sin saberlo, del teatro.

Teatro de la vida y de los sueños,
actores de su escena, sin pensarlo,
preludio de una vida sin fronteras,
que lleva a los finales más amargos.

Por eso el corazón sale perdiendo
y sufre las heridas del verano,
la corta juventud tiene la culpa,
de tantos sentimientos encontrados.

Se ama sin Amor, constantemente,
buscando la utopía en el abrazo,
la eterna mariposa en los jardines
y el bello pentagrama de las manos.

Por eso, en el ocaso de mi vida,
yo quiero descansar en tu regazo,
mis besos soñadores, siguen vivos,
y esperan de tus labios un regalo.

Rafael Sánchez Ortega ©
09/08/14

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