PUDIERA SER...



Pudiera ser que el viento se calmara
y sus besos de brisa se perdieran,
pero yo seguiría con el niño
que escribía sus sueños tras la iglesia.

Es muy cierto que el tiempo ya ha pasado
y quedaron marchitas primaveras,
con veranos y otoños incipientes
que dejaron mil cuentos de sirenas.

Es por eso que busco en esa esquina
aquel niño con alma de poeta,
que buscaba, en los cielos, a las nubes,
y escribía de amores y princesas.

Porque el tiempo pasado está pasado
y no valen resacas y mareas,
ni tampoco nostalgias agridulces
con sabores de fresa y de canela.

Pudiera ser que el viento se calmara
y con él esa fiebre de mis venas,
que descansan ahora, en el invierno,
de una playa carente de nereidas.

Y es que aquí solo soplan los nordestes
cuyos flecos carentes de galernas,
son quizás la caricia cristalina
de las letras que trazan los poemas.

Se reflejan las aguas verde azules
en la tierna pupila que despierta,
y le arranca la lágrima furtiva
y aquel halo de sombras y tristeza.

Ya no quieren promesas y migajas
esos ojos cansados y sin fuerza,
aunque tengan la chispa y la alegría
bien guardada en el cáliz que reservan.

"...Pudiera ser que el viento se calmara
y que el alma agotada no latiera,
pero siempre estaré con mi suspiro
a buscarte mi Amor, junto a tu puerta..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/14

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