MIRABA POR ENCIMA DEL TEJADO...


Miraba por encima del tejado
y veía la torre de la iglesia;
agujas que se alzaban a los cielos
con cruces y dibujos en sus piedras.


Más lejos, y rasgando el horizonte,
los sueños impacientes se despiertan,
reclaman ese mundo de utopía,
la vida y el latido del poeta.


Es fácil escribir cuando se tiene
un marco celestial con tal pureza,
la mano ilusionada del artista
creando con sus dedos esta escena.


Entonces se congelan las palabras
y solo la mirada da respuestas,
suspiros que renuevan los latidos,
susurros de las almas tan inquietas.


Miraba por encima del tejado
el sol tan caluriento que le llega,
la luz que deslumbraba su pupila
y el beso que le mandan las estrellas.


Más lejos van cruzando las gaviotas
huyendo de la sal y las mareas,
quizás hacia los puertos y la playa
o puede que a la costa siempre eterna.


Es fácil sonreír cuando se tiene
la rosa y el amor de los poemas,
la hermosa maravilla de lo eterno
tomada como arcilla de la tierra.


Entonces se congelan las palabras
y surge el corazón con la galerna,
la sangre se acelera en su llegada
y altera la paciencia de las venas.


Miraba por encima del tejado
buscando las palabras tan certeras,
aquellas que dejaron tantas almas
en forma de mensajes y promesas.


Más lejos, más allá del horizonte,
las nubes sonrientes le contemplan,
y ofrecen su ternura y su cariño
con tonos encarnados y violetas.


Es fácil devolver esa sonrisa
y fácil sonreír de esta manera,
los niños ya sonríen en la infancia
que mandan a los cielos ya completa.


Entonces, y agotadas las palabras,
los labios enmudecen mientras cuentan,
el paso inexorable de los años,
los días que se viven y se alejan.


"...Miraba por encima del tejado
un hombre soñador que era un poeta,
un niño con el alma ilusionada
soñando con subirse a las estrellas..."


Rafael Sánchez Ortega ©
14/08/12

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