QUIZÁS DEBÍ QUEDARME ENTRE LAS SOMBRAS...


Quizás debí quedarme entre las sombras
buscando las respuestas del silencio,
ignoro hasta el motivo de mis pasos
marchando y navegando a ningún puerto.

Regalos con extrañas fantasías
quedaron con el polvo de los suelos,
mezclados en el lodo y en el barro
con ratos que querían ser eternos.

Ignoro la sentencia de los dioses,
los jueces del Olimpo y de los cielos,
sin miedo va hacia ellos mi plegaria
pidiendo me perdonen por ser necio.

Quizás debí morirme de vergüenza
sintiendo las resacas del recuerdo,
las duras marejadas que llegaban
marcadas por la ausencia de tus besos.

Es fácil confesarse de pecados
sembrados en desvanes entreabiertos,
allí donde se juntan las palomas
los días del verano y del invierno.

Hollines y excrementos se entrecruzan
y forman ese cuadro tan cruento,
la eterna soledad de las paredes
que rompen las palomas con su vuelo.

Quizás debí sentir esa resaca,
la amarga borrachera y el veneno,
la copa de cicuta de tus manos
que vino hasta la mía con tus versos.

Más yo te la acepté, y soy consciente,
el trago que bebí no tiene precio,
fue un rato de pasión y de delirio,
con fiebre muy ardiente en el deseo.

Quedaron reducidas a cenizas
las llamas provocadas por el fuego,
las bellas mariposas de colores
y el viaje por el mundo de los sueños.

"...Quizás debí quedarme entre las sombras
obviando las preguntas de mi pecho,
la eterna margarita deshojada
en busca de respuesta por mis dedos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/08/12

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