EN UNA TARDE TRANQUILA...


En una tarde tranquila,
que ya huele a primavera,
voy persiguiendo sus pasos
a través de la pradera.

Veo campiñas sin nombre,
margaritas que destellan,
y una brisa cantarina
que acaricia y que refresca.

Veo también corazones
de los niños que ahora juegan,
en pegasos cantarines
que dan vueltas y más vueltas.

Pero también en la imagen
hay hayedos tras su verja,
robledales que se alzan
y cipreses en la puerta.

En una tarde tranquila,
y al anuncio de las Ferias,
un corazón desbocado
grita y clama por sus venas.

Dice que quiere vivir
y volar a las estrellas,
y llevarte de la mano
por el cielo en un cometa.

Que te quiere enamorar
y leerte mil poemas,
para embriagar tus sentidos
y robarte la cabeza.

Dice que quiere tus labios,
esos que saben a fresas,
y a bombón y a chocolate
y a todo lo que tú llevas.

En una tarde de Marzo
voy desgranando un poema,
mi pensamiento está aquí,
mi corazón en las letras.

Por eso quiero dejar
estas rosas tempraneras,
simples pétalos sin nombre
que te rozan y te anean.

Flores sencillas, sin duda,
que nacen, viven y tiemblan,
que van sembrando canciones
y embriagando las conciencias.

Son pequeñas mariposas
con sus alas tan inquietas,
las que vuelan en las almas
de una forma tan traviesa.

"...En una tarde tranquila
ya he sentido tu presencia,
compañera de mis sueños,
que me abrazas y me besas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/03/15

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