HE VISTO LAS MARGARITAS...


He visto las margaritas
salir al caer la tarde
y he sentido gran tristeza
y hasta lágrimas cobardes.

He sentido que en el alma
se clavaban mil puñales,
mil espinas de unas rosas
por mis venas y mi sangre.

He observado la blancura,
la finura de su talle,
y he rozado con mis dedos
a sus pétalos vibrantes.

Mis recuerdos se alteraron
y volvieron las saudades,
de los tiempos y nostalgias
de momentos puntuales.

Y pensé en aquellas horas
transcurridad en el parque,
en un ramo recogido
y que yo quise entregarte.

Tú miraste el ramillete
y las flores rechazaste,
me dijiste no querías
margaritas en tu traje.

Que querías que vivieran
en el campo y blanqueasen
las campiñas y los prados
y animaran sus paisajes.

No querías margaritas
sustitutas de brillantes,
ni querías que sus flores
en tus manos marchitasen.

Fue un momento muy hermoso
y en el mismo me enseñaste,
que la vida de las flores
tiene algo de salvaje.

Que es bonito contemparlas,
admirar cada detalle,
y rozarlas con los dedos
y besarlas con donaire.

Pero siempre respetando
su textura tan amable,
ese cuerpo tan divino
que embelesa a los amantes.

Todo esto yo pensaba
en la tarde, en un instante,
y añoraba aquellos tiempos
y también aquellas tardes.

"...¿Dónde está la poesía
y el amor que me juraste?,
¿dónde fueron esos días?,
margaritas: ¡contestadme!..."

Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/12

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