DE AUSENCIA ERA LA NOCHE...


De ausencia era la noche,
de ausencia y negro el gran vacío;
quizás la soledad de aquel momento
hacía más profundos los recuerdos.


No me olvides, recordabas,
del escrito recibido en la mañana.
No me olvides, por favor,
que voy contigo tras tus pasos.


Eran letras que llegaron a tu lado,
era un grito desgarrado que pedía tu clemencia,
era el fruto de unos ojos que, llorosos,
imploraban tu mirada,
era el tierno corazón que conocías
y que amabas locamente.


Recordabas tantas tiernas madrugadas
con los ratos compartidos y charlando
de mil cosas diferentes,
escuchando los poemas recitados
leyendo los escritos aún calientes
que brotaron de tu mano.


...Pero el tiempo del pasado nunca vuelve
y no se vive de recuerdos...


Es hermoso retener en el recuerdo todo eso,
el abrazo imaginario de ese cuerpo tan amado,
la mirada temblorosa que te mira
y te contesta sin palabras,
el suspiro que se escapa de unos labios
que reclaman a tus labios con un beso,
el café que se comparte y que se toma
apurando la calada del cigarro entre los dedos
en un rato de silencio...


Hay escenas tan sublimes del pasado
que te abrazas a las mismas
y revives su recuerdo.


"No me olvides", te decía en la mañana,
"No te olvido", le contestas en silencio.


Rafael Sánchez Ortega ©
16/05/12

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