UN DÍA VOLVERÁN LAS MARGARITAS...


Un día volverán las margaritas
a dejar su blancura en la pradera,
y vendrán otra vez las mariposas
a dejarnos color con su belleza.

Y los niños tranquilos que jugaban
mirarán a la nueva primavera,
gozarán del abrazo siempre tierno
para luego volver a sus tareas.

Es posible que duerman los cipreses
y también los rosales y azucenas,
más la brisa que llegue en ese día
será el beso que dejen las mareas.

Un preludio, quizás con un suspiro,
un olor de rosales y violetas,
que se mezcla también con el salitre
y estremece sin más a quien le llega.

Yo no sé traducir al esperanto
unos versos que lleven mis poemas,
a ese mundo quizás desconocido
donde habitan las musas bien despiertas.

Si supiera no dudes que lo haría
y también llevaría con presteza,
el candor del momento que describo
con torpeza y cariño en estas letras.

Sólo sé que vendrán las margaritas
y lo harán con ternura y con más fuerza,
y también volverán las mariposas
con sus alas tan dulces y traviesas.

Y otros niños saldrán a recibirlas,
admirando colores y piruetas,
a sentir como vibran los latidos
de ese tiempo florido que regresa.

Y quizás muchos seres encerrados
librarán ese día sus cadenas,
y se harán simplemente como niños
al sentir nueva sabia por sus venas.

Volverán de su mundo de miopes,
con ventanas, cerrojos y con puertas,
a otro mundo distinto y diferente
donde viven las almas esta espera.

Esta espera que llega dulcemente,
que aprisiona y que abraza mientras besa,
que acelera la sangre y los latidos
y se llama tan sólo "primavera".

Rafael Sánchez Ortega ©
07/05/12

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